La palabra «té» en castellano, se deriva del dialecto chino amoy, en el que se pronuncia «tai». Surgió de los primeros contactos entre comerciantes holandeses y chinos del puerto de Amoy, en la provincia de Fujian. De esta manera, el término evolucionó a thee en holandés, té en español, tè en italiano, tea en inglés y en húngaro, thé en francés y thea en el lenguaje científico.